Ausencia llegó para quedarse y se instaló sin preguntar. Su llegada era inevitable y aún así me conmocionó.

Un pequeño barquito, hecho con las manos enfermas de un anciano, que para mí supondrán un tesoro que conservaré para siempre

Continuación de la serie “Crónicas de una mente torturada por el recuerdo”. Sigue el reclamo, el rencor y las ganas de volver.

Suena la campana para dar comienzo al momento de meditación. Todo un minuto previo para examinar tus adentros, antes de que los...

El sentimiento de vacío disminuía poco a poco conforme transcurría el tiempo. Esa calle era muy transitada, sin embargo, las casas lucían...

El día fue largo, no hubo tregua a la ardua rutina de quemar el tiempo y él solo quería regresar a su apartamento. Había dejado hace...