Fotografías de Alex Machuca
Nuestras vidas han sido marcadas por libros, ya sea como lectores o escritores, pero siempre hemos convivido con esos textos en ocasiones divertidos y en otras de lo más aburridos. De lector a lector he de confesar que cuando leo un libro no pienso en el autor, por lo regular me enfoco en la trama o en los personajes Se han preguntado ¿Cómo es la experiencia de un escritor o escritora? ¿De dónde surgen sus historias? ¿Qué han leído? Y ¿Quién los inspira? En esta ocasión entrevisté a Diana Ramírez Luna, autora de A hurtadillas, Como un bolero, A la sombra de la ceiba, Estamos aquí y El Jardín de las Certezas, para que nos cuente un poco sobre su experiencia.
Diana: Mi nombre es Diana Ramírez Luna, muchas gracias por la invitación. Soy escritora y editora, soy principalmente narradora y apenas estoy promoviendo mi primera novela que es El jardín de las certezas.
Beatriz: Muchas gracias por estar aquí en esta entrevista y bueno, comencemos con las 10 preguntas.
Para ti, ¿Cuál es la importancia de los libros?
Diana: Yo creo que eso es muy complicado, aunque más que complicado, complejo, porque cada quién le damos un valor distinto. Yo creo que en la vida de cada uno tienen un peso distinto. Supongo que si le preguntas a un editor y a un escritor, habrá ciertas diferencias ahí, pero principalmente la importancia es que son una fuente de conocimiento. Es abrir tu panorama, el mundo, abrir eso que tienes en la cabeza, eso que conoces; ver que hay otras cosas, aprender que no solo lo que tenemos en nuestra cabecita es lo único que hay, es esa maravilla de ir descubriendo que otras cosas hay, qué piensan otras personas; y también esa es la riqueza, irnos identificando con ciertas formas de pensar y de ver el mundo.
Beatriz: Es expandir el horizonte y como dicen, viajar sin salir de casa.
Diana: Exacto, sobre todo con la literatura pasa que puedes imaginar tantas cosas y por eso es que generalmente es muy difícil que las películas de libros nos satisfagan, porque no hay cómo comparar las imágenes en la pantalla con la imaginación del lector, no hay forma de superarlo, es muy difícil. Es justo eso, poder ir más allá de nosotros mismos incluso.
Beatriz: ¿Qué escritor o escritores han influido en tus trabajos?
Diana: A mí me gusta mucho la poesía y aunque yo no escribo poesía, creo que por ahí tengo varias influencias, me gusta mucho Rosario Castellanos y Carlos Pellicer, para mí son referentes. Como escritora, pero también por su forma de pensar, Ángeles Mastretta ha influido mucho en mi labor de escritura porque cuando yo empezaba a escribir, había quienes criticaban mucho los temas que yo abordaba. Como estos temas femeninos y todo eso, decían “hay tus textos de mariachis”, que ya me saliera otra cosa, yo decía “no tiene nada malo escribir sobre lo mexicano”. A mí me gusta mucho la literatura mexicana y la latinoamericana, son mis principales referentes, entonces yo no veía nada de malo en eso; tiempo después conocí la obra de Ángeles Mastretta, empecé a ver entrevistas de ella y esto que decía “a mí no me importa si la crítica me califica como literatura light o les gusta o no les gusta lo que hago, finalmente la gente que me lee es a la que le está gustando mi trabajo y eso es lo que importa”. Particularmente para El jardín de las certezas, el libro de Ninguna eternidad como la mía fue como este motorcito de ideas para empezar a generar historias.
Beatriz: ¿Cuáles son tus libros favoritos?
Diana: Mis libros favoritos son Las travesuras de la niña mala de Vargas Llosa, El país de la canela de William Ospina, bueno, voy a decir rápido porqué. Las travesuras de la niña mala porque en esta historia de amor que narra, cuando menos te das cuenta como lector, ya aprendiste un montón de historia del mundo. Te va narrando cómo esta pareja tiene un montón de encuentros y desencuentros alrededor del mundo, y a lo largo del tiempo y de sus vidas. No sólo se queda como en esta parte emotiva, sino que cumple esta doble función que comentábamos de expandir tus horizontes como lector. Finalmente cuando acabas la lectura, aparte de haberte divertido y a lo mejor hasta haber llorado con la historia, sin darte cuenta aprendiste otras cosas. Luego el de William Ospina, El país de la canela, porque cuando yo lo leí tenía mucho esta idea de mezclar narrativa con poesía, y me pareció fantástica la forma en que lo hace, no soy particularmente fan de las novelas históricas, pero esta novela histórica me encantó y me encantaron todos los recursos narrativos que usa el autor, quedé maravillada, porque para mí era algo difícil de lograr, pensaba en ¿cómo en novela histórica se pueden meter tantas imágenes poéticas y él lo hace bastante bien?
Ninguna eternidad como la mía de Ángeles Mastretta también está entre mis favoritos porque creo que refleja bastante bien la fuerza femenina, esta parte de cuando crees que eres débil justo ahí está la fuerza para seguir y para ser mejor; tiene una frase que me gusta mucho en ese libro que es “en todo arte hay una dosis de dolor”, creo que tiene toda la razón porque cuando creamos y cuando hacemos arte, es principalmente eso lo que nos está moviendo. Cuando imparto alguno de mis talleres o clases siempre les digo a mis alumnos que difícilmente cuando estamos felices pensamos en escribir, creo que es el momento en el que menos piensa uno en escribir; cuando algo te duele, cuando tienes algo dentro de ti que no está bien, que no está sanando, a lo mejor ahí es donde tienes algo para escribir.
Beatriz: ¿Cómo fue que comenzaste a escribir?
Diana: Comencé a escribir porque mi mamá me regalaba diarios cuando era niña, me decía que escribiera lo que me pasaba en el día y así empecé- Cuando menos me di cuenta yo ya no estaba escribiendo lo que me pasaba en el día, más bien escribía historias de cosas, y ahí entra otro de mis libros favoritos, de Rodrigo Fresán, El fondo del cielo, él tiene esta idea de que escribir es una forma de vengarse de la realidad, entonces como niña o como adolescente, que fue cuando empecé a escribir estas historias, habían cosas que yo quería que fueran diferentes en mi vida y en vez de escribir la historia como había sido, escribía la historia como me hubiera gustado; ahí me di cuenta que me gustaba el ejercicio de la escritura.
Yo no fui una niña lectora, no había libros en mi casa, no tenía idea de nada. Fue hasta la prepa que me entró el gusanito de que quería escribir y dije “para hacer eso tengo que leer un montón”, entonces las clases que no me gustaban como estadística y matemáticas, me las volaba para irme a meter a la biblioteca. Ahí conocí a muchos autores de manera un poco azarosa, tiene poco que leí El libro salvaje, y ahora creo que no hay nada azaroso bajo esta idea de que los libros son los que escogen a sus lectores y no al revés, digo, claro, yo iba y me metía a la biblioteca y me ponía a ver qué libros me llamaban la atención y así conocí a Óscar de la Borbolla, Elena Poniatowska, a José Saramago, y sí, fueron los libros los que me eligieron a mí y de alguna forma sí han tenido cierta repercusión en mi, en mi forma de escribir, bueno, la forma de escribir que tengo ahora.
Beatriz: Eso está muy bonito. Yo de niña sí leía, no tantísimo, pero mi mamá siempre nos contaba cuentos que se inventaba, pero no era niña lectora, no leía tanto pues, ya en la prepa fue que me comía los libros que encontraba.
Diana: Es que eso es maravilloso porque es cuando empiezas a hacer las cosas por convicción, yo creo que tal vez es la edad ideal para comenzar a leer, para tomar un libro y decir “sí quiero tomar este libro por gusto”, porque de lo contrario, si tus papás están como “lee, lee, lee”, a lo mejor tampoco es el camino más correcto y solo terminas teniendo cierta aversión. Pero digamos que ya hasta en la prepa entendí que tenía que trabajar no solo en escribir, sino en leer mucho. Más de lo que iba a escribir. Luego vino la historia de cuando publiqué mi primer libro, que fue algo muy sorpresivo, muy fortuito también, y fue cuando decidí profesionalizarlo.
Beatriz: Cuéntanos: ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿planificas tus historias antes de escribirlas o van surgiendo poco a poco?
Diana: Los cuentos sí los voy escribiendo como van surgiendo, si me aviento así como cuando tengo la idea semilla, como que el cuento me va llevando solo, pero con la novela es muy distinto, creo que el género no lo permite, o sería muy muy difícil, sí es necesario planificar más. Cuando empecé a escribir la novela lo vi como un reto, justo porque yo no estaba acostumbrada a este rigor, raramente cuando escribía un cuento sabía en qué iba a terminar, de alguna forma eso me gustaba porque era como una aventura. Cuando comencé a escribir mi novela, sí armé muy bien mi estructura, mi escaleta de la historia y de los personajes, con mucho orden y con mucha meticulosidad; agarré un cuaderno y ahí escribía todo lo que tenía que ver con la novela, incluso el jardín de las certezas es un lugar que digamos existe. Dibujé en esa misma libreta los planos del jardín para que al momento de estar narrando supiera cómo se iban a mover mis personajes, para no perderme yo misma. Decía que era mejor tener mi plano, mi mapa de cómo es el jardín para que cada que vuelva a él no me pierda, ahora me sé el jardín de memoria. Es muy distinto trabajar estos dos géneros, la novela definitivamente requiere mucha más disciplina que el cuento.
Beatriz: ¿Cuántos libros tienes publicados?
Diana: Publicados 5, dos antologías: una que está en Tierra Adentro y una que se llama Lados B. Luego está A hurtadillas y Como un bolero, que es un e-book. Están también unos cuantos ilustrados que son A la sombra de la ceiba y Estamos aquí, son de la misma colección, y pues el quinto que es El jardín de las certezas y solo este último es novela.
Beatriz: ¿Qué podemos encontrar en El jardín de las certezas?
Diana: Siempre digo que es una novela de descubrimiento, de autodescubrimiento, pero también de descubrimiento en general. Yo espero que quienes la lean encuentren también más preguntas que respuestas porque de eso va un poco. Natalia, que es el personaje principal, está muy perdida en la vida y luego sucede algo que detona todo, es como cuando venimos arrastrando cosas, pero pasa algo que truena la situación, algo así le sucede a Natalia. Entonces tiene que ponerse a prueba ella misma, sucede un poco esta idea de lo que te decía con Ángeles Mastretta, tiene que aprender qué hacer con ese dolor que está pasando, si ya quedarse ahí, resignarse, por decirlo de alguna forma, o tomar eso y hacer algo, y también a no ser egoísta, porque se entrelaza la historia de Natalia con la de André Baccili, ambos se necesitan entre sí. Aunque en principio se odien, se necesitan y necesitan salvarse la vida uno al otro de alguna forma. Creo que sería eso principalmente, es una novela de descubrimiento donde podemos aprender varias cosas que a lo mejor sabemos que ahí están, pero no las vemos o no las queremos ver.
Beatriz: ¿Nos podrías contar un poco sobre tu experiencia como escritora? ¿Qué es lo que más has disfrutado? ¿Ha sido fácil o difícil el publicar tus obras?
Diana: Creo que esto pasa en muchas profesiones: cuando llegas, por ejemplo, a minería a presentar tu libro, es como cuando un deportista gana una medalla y todo mundo te ve y te aplaude y dice “ay, qué bonito”, pero hay un montón de trabajo detrás, eso es solo la puntita, sin embargo es de las cosas que más se disfrutan y también de las que más extrañan. Ahorita con todo el tema de la pandemia se extrañan muchísimo, yo extraño mucho las presentaciones de libros, no solo mías, sino también de la propia editorial y de ir también a las presentaciones de amigos, porque finalmente eran como esta suerte de fiesta del libro, era festejar el nacimiento de un libro. Eso es de las cosas que más disfruto porque ahí se comentan los libros, pero también me gusta mucho esta sensación de cuando empiezas una historia, es como emprender una aventura, es un viaje; hacer tu maleta, agarrarla y subirte al avión sin saber qué va a pasar, es esa cosquillita que se siente en el estómago; ahorita ya tengo la historia de mi próxima novela y siento esa cosquilla, es bonito porque es como el enamoramiento de los primeros meses. Es maravilloso, te enamoras del proyecto y luego ya se convierte en una relación amor-odio por el trabajo que hay, pero yo creo que si no se disfrutan todas las etapas, es que no estás hecho para esto, porque es una montañita, un sube y baja, no todo es bueno ni malo, entonces hay que ir agarrando las cosas como vengan.
Sobre si ha sido difícil, pienso que no ha sido fácil, pero tampoco imposible. Te decía hace rato que la publicación de mi primer libro fue muy fortuita porque yo estaba cubriendo la fuente de la Gaceta de Políticas de mi facultad, todavía era estudiante, presentaron un libro y entonces me acerqué al terminar la presentación a preguntarle al editor sus datos para la nota, y en ese momento dije “¿y si le pregunto si puede ver mis textos?”, le dije que si se los podía enviar para que les echara un vistazo nada más, mi intención era que me diera un comentario o una retroalimentación, me dijo que sí. Como a las dos o tres semanas me preguntó si tenía más y que si me interesaba publicarlos, a lo que yo dije sí, que se los mandaba en estos días. No tenía nada por supuesto (risas), entonces me puse a escribir y un mes más tarde completé ese primer libro, ahora lo veo y pienso que se tiene que tomar un tiempo para escribir, pero en ese momento pensé en la oportunidad, en que no sabía si volvería a tener la oportunidad o no sé hasta cuando vuelva a tenerla, el sueño de todos es que alguien llegue y nos descubra, pero me atreví y es algo que agradezco mucho. Si bien no me parece que sea un libro maravilloso, le tengo mucho cariño por eso; muchas veces tenemos que aventarnos a hacer las cosas porque no siempre llega la oportunidad, de hecho le pedí a un profe que escribiera el prólogo y me dijo: “me caes bien porque te aventaste a hacer las cosas”, ahora lo pienso y si no hubiera hecho eso, yo creo que tal vez mi camino profesional sería otro, tal vez hubiera desistido y hubiera dicho “yo no sirvo para esto”.
Beatriz: ¿Cómo crees que está el panorama para las escritoras en México?
Diana: En este momento se está abriendo bastante, he visto varios proyectos que están enfocados a trabajar con mujeres, lo cual me da mucho gusto por esta parte de visibilizar lo que se está haciendo, por ejemplo, el mapa de escritoras mexicanas es algo que a mí me parece fantástico. Creo que es parte del movimiento feminista que se está gestando y me da mucho gusto que se vengan también al lado de la literatura, nosotras mismas en libro-objeto creamos un evento que se llama rebeldes 8 m, son una serie de charlas por lo del 8 de marzo. Comentaba una de las escritoras que no solo el 8 de marzo somos mujeres, siempre somos mujeres y siempre se está en constante lucha. Entonces decidimos que cada día 8 de cada mes, vamos a retomar estas charlas porque también nos dimos cuenta –el día de estas charlas–, que nos aventamos como 3 horas y no fue suficiente para abarcar todos los temas, es decir, muchos temas se quedaron pendientes y entonces dijimos “vamos a retomarlos de a uno por uno cada mes”, el de abril quedó súper padre, fue sobre las infancias; cómo en la infancia se forja cierta personalidad, en mayo tomaremos el tema de la maternidad, y así vamos a tener diferentes temas. A mí me da mucho gusto que se están abriendo todos estos canales, y creo que eso es parte de la lucha, no hay de otra pues, hay que seguir, no quitar el dedito del renglón. Solo así vamos a lograr que esto se vaya abriendo un poco porque justo es lo que te comentaba hace ratito, un hombre me hizo el comentario con estas primeras publicaciones de que yo hacía relatos de mariachis y de mujeres. Yo me acuerdo mucho que a la propia Jane Austen la tildaban también así, por sus historias de mujeres, como menospreciando o minimizando su trabajo, pero, ¿por qué no vamos a escribir de eso si es algo que a nosotros nos interesan? ¿Por qué no hacerlo? Y bueno, pienso que el panorama se va abriendo y que hay oportunidades, pero no hay que quitar el dedo.
Beatriz: ¿Algún consejo para los nuevos escritores y escritoras?
Diana: Resistencia. Siempre hay canales, siempre hay formas, a todos nos rechazan de muchos lugares, pero siempre habrá alguno del que no. Decía un amigo que por estadística es imposible que no suceda; es también como me dice mi papá, “tú sigue y no te fijes, sigue tu camino; no veas lo que hacen los demás porque eso te puede desquiciar un poco, ver lo que los otros hacen y quizá tú no; tampoco veas lo que tú has hecho y los otros no, porque te puede hacer perder el piso en algún punto”. Siempre es mejor concentrarnos en lo que nosotros hacemos, en lo que nosotros queremos, y si nos vamos a comparar con alguien, que sea con nuestro yo del año pasado para ver que he logrado, yo creo que en ese sentido es la resistencia.
También todos sabemos que desde la escritura no se vive, entonces tenemos esta doble misión; organizarte para vivir, para trabajar, para hacer de comer y hacer todas las actividades, aparte de buscar ese espacio para escribir. Somos como una suerte de Hombre Araña que de noche sacamos esta otra personalidad para producir.
Beatriz: Muchas gracias, esas fueron las 10 preguntas para ti, ¿algo más que le quieras decir a nuestros lectores?
Diana: Que apoyen a los autores y a las editoriales independientes. Siempre ha sido difícil, aunque en México somos unos grandes productores de literatura, creo que somos los principales productores de libros en América Latina junto con Argentina, pero aun así tenemos un panorama complicado, y con la pandemia eso se vino a empeorar un poquito porque ahora no tenemos ferias ni puntos de venta que antes sí teníamos, y pues eso, apoyen a editoriales independientes. Que compren, nos vean en los lives y en todo lo que hacemos porque es algo que hacemos con mucho cariño, mucha entrega y con responsabilidad. Muchas gracias a ustedes por la entrevista.
Pueden encontrar a Diana Ramírez en Instagram como @dianarl_escritora con ella pueden adquirir sus libros o con @edicionescamelot
https://edicionescamelot.com/
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