Esferas impenetrables
bajo viejas costumbres,
fieles en sus partes,
odiando lo nuevo siempre.
Recelo opaco en los ojos,
cortantes las respuestas,
a espaldas sueltan vistas,
que muy poco perdonan.
Aunque nunca perduran,
por regla se disuelven,
como algodón de azúcar,
en aguas poco amables.
Luego se buscan las partes,
pero ya nunca se repite,
jamás son los mismos,
pues prefieren girarse al olvido,
en lugar de perdonarse.
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