Amor, dulce e infinito amor.
Es lo que tenemos.
Una niña, caos, una niña, desastre.
Eso soy.
Soy el mar ímpetu destrozando la torre construida a la orilla.
El viento alzando las hojas recogidas en una esquina.
El fuego quemando la poca forestación que existe.
La ola que te hunde y arrastra cuando quieres salir.
El suspiro que te rafaguea el rostro seco y alborota tu melena.
El calor que te daña y obscurece tu piel sensible.
Soy, soy yo de nuevo, intentando confiar, correr, volar, creyendo que hay alguien esperando del otro lado.
Soy, soy yo de nuevo, dando un salto de fe.
Soy, soy yo de nuevo confiando, confiando no solo en una persona, en un hombre.
Soy yo, encadenada a mi mente, refugiada en mis inseguridades, oculta en mis pensamientos, soy yo de nuevo, amando por primera vez y con miedo. Mucho miedo.
Recordando que puede haber alguien del otro lado, que no estoy sola. De nuevo yo, dejándome amar, dejándome consumir.
Amor, dulce e infinito amor.
Amor, dulce e infinito amor es lo que realmente quiero.
Y es que, en tus manos dejé aquello que a nadie solté.
Coloqué eso que me ayudó a seguir.
Aquello encontrado, no solamente en tus manos, sino en tu sonrisa, tu mirada, tu querer... Me hizo volver.
Vivir.
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