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Abigail Campos

Ares y Atenea: dos caras de una misma moneda

La guerra es algo común para todos, sin importar la escala o lo diferente que ésta pueda mostrarse, se le ha dado diferentes explicaciones y rostros, unos más significativos o prominentes que otros, pero hay unos nombres que han permanecido en la cultura durante siglos, aunque no son personajes históricos comunes y mortales: Ares y Atenea, dioses de la mitología griega que se ocupan de la guerra, aunque, como veremos, tienen sus grandes diferencias.


Ares es hijo de Zeus y Hera, es el dios de la guerra más conocido, la cual ama por sí misma, no favorece a una ciudad o facción, combate según la inclinación del momento, se complace con matanzas y saqueo de ciudades. Vive en el Olimpo junto a los demás dioses de la mitología griega. Tiene amoríos con Afrodita, con quién tuvo a Harmonia, esposa del fundador de Tebas. Lo acompañan Phobos y Delmó, temor y espanto; Eris, discordia. En Roma, conocido como Marte, recibió mayor estima que entre los griegos, que se engrandeció con continuos triunfos en la guerra, aunque no siempre salió victorioso en las batallas, Atenea lo venció dos veces por ser más hábil, entre otras derrotas, aunque “parece representar la cara más brutal, tumultuosa y sangrienta de la odiosa y lamentable guerra, mientras que Atenea es la diosa de la inteligencia bélica”[1].


Por otro lado, está Atenea, patrona de Atenas (por lo cual compitió con Poseidón y ganó al plantar el primer olivo), protege a las mujeres en apuros, las artes y la política; hija predilecta y sólo de Zeus porque se tragó a la diosa Metis, su madre, cuando estaba embarazada, su nacimiento fue extraño: salió de la cabeza de Zeus completamente vestida y lanzando un grito de guerra. Su vestimenta es una armadura de bronce, empuña una lanza y la egida con la cabeza de la gorgona. En Atenas se le rendía culto junto con Hefesto, quien se enamoró de su belleza y pidió casarse con ella, pero ella se negó para mantenerse virgen, no le interesaba el matrimonio ni la maternidad, también rechazó a Poseidón.


Ella desconoce el amor y trato sexual, es patrona de la inteligencia, artesanos, telar y la guerra heroica, no le agrada la batalla como a Ares, sino el arreglo de disputas y defensa de la ley pacíficamente; interviene a favor de héroes audaces y astutos. No es con la fuerza ciega con la que lucha contra Ares, más bien, es con la furia contenida y táctica que, al intervenir en batalla, no es derrotada, se acude a ella en busca de consejo por los capitanes prudentes. Inspiró la construcción del primer carro de guerra, de la primera gran nave, entre otros inventos relacionados al arte. En tiempo de paz no lleva armas y es de gran misericordia.


Los mitos son narraciones que explican la vida, el porqué las cosas son como son, tratan los orígenes del mundo, lo primero de ciertos actos y cómo sus acciones cambiaron el curso de la vida; hablan de seres primigenios, de dioses y héroes que pusieron orden al mundo procurando el sentido de la vida humana, tal vez por eso estos dos dioses griegos descritos aquí a grandes rasgos, representan dos tipos de guerra que se pueden creer separadas, pero van más apegadas de lo que se piensa, la sangrienta y violenta por parte de Ares; mientras que Atenea sería la prudencia y táctica en la lucha, se destaca que ésta última sea más inclinada a buscar la paz, tan deseada y estimada, pero tan corta para unos y tan larga para otros.


Bibliografía

García Gual, Carlos. Historia mínima de la mitología. México, El Colegio de México, 2016.

Graves, Robert. Los mitos griegos I. Madrid, Alianza Editorial, 1985. Consultado en: https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/35/34073_Los_mitos_griegos.pdf


Notas [1] Carlos García Gual, Historia mínima de la mitología (México: El Colegio de México,2016), 89

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