8 dic 20233 Min. de lectura

Cuando la felicidad te amaga Reseña del concierto de Mitski en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris

Por mí nació tu cólera: por mí también se acabe y que sea yo, que fui su origen, la moderación de tu tristeza.

(Ovidio – Cartas de las Heroínas)

Fotografías de Constanza Vargas y Francisco Ramírez

A veces, más que una buena memoria, sería increíble tener la capacidad de reproducir el pasado tal cual ocurrió. Revivir cada momento sin quitarle ni ponerle ninguna emoción extra. Combatir la soledad parece menos complicado cuando acompañas la eternidad con una pizca de distracción. Y como por sorpresa, un 5 de septiembre, todos aquellos que disfrutamos de un buen concierto para navegar las dificultades de la vida nos encontramos emocionados por el anuncio del concierto de Mitski en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Con la velocidad con la que se esparcen las noticias en las redes sociales, los fanáticos de la artista se vieron beneficiados por una venta directa de boletos, es decir, sin los desgastantes problemas de la reventa, el acaparamiento o la dantesca fila de una preventa. Sin dudar, ni por las dificultades económicas, las entradas se agotaron velozmente. La emoción incrementaba cuando se fue develando el motivo del concierto: presentar en México su nuevo disco The Land Is Inhospitable and So Are We en versión acústica.

La capacidad del Teatro de la Ciudad, de unas mil trescientas cuarenta y cuatro localidades aproximadamente, configuraba un espacio íntimo en el que la artista y el público tuvieran la oportunidad de acercarse a través de la empatía que le tienen a sus letras.

Con boleto digital en mano y grandes expectativas, los asistentes eran recibidos por un pequeño, pero afectuoso, detalle: un cuadernillo que contenía las letras de su nuevo disco traducidas al español. Mientras se iba llenando el auditorio de a poco, los espectadores ya comentaban entre sí que canciones esperaban con ansias, el impacto de escuchar su canción favorita y la desolación emocional que les esperaba al ser atravesados por la sinceridad de sus líricas.

A pesar de que aún se veían butacas vacías, el espectáculo comenzó con la presentación de la cantante Joaquina Mertz. Sus canciones tuvieron una respuesta favorable del público y dio tiempo para que los que iban tarde tuvieran la oportunidad de escuchar a Mitski sin perderse ninguna de sus nuevas composiciones.

Como el amor cuando llega a nuestras vidas, sin esperarlo, salió Mitski por un costado del escenario y fue recibida con una gran ovación. Sin mediar palabra, se levantó el telón y comenzaron los primeros acordes de Bug Like an Angel y como si se tratase del comienzo de unos cantos elegiacos, se podía escuchar el eco de quienes fielmente seguían la letra para acompañarla.

Las voces se volvieron una. Al terminar su pieza, se encendieron las luces del teatro y se tomó unos minutos para explicar por qué la elección de México, no sin antes ofrecer unas palabras en español y dar una amable disculpa de no dominarlo y tener que hablar en inglés: Quería tocar todas las nuevas canciones para ustedes antes de que el álbum saliera y que ustedes fueran los primeros en escucharlo porque ustedes han sido encantadores y solidarios conmigo. Ciudad de México, quería mostrarles mi profunda gratitud con ustedes al venir aquí primero antes que cualquier otro lugar. A partir de aquí las muestras de aprecio entre Mitski y su público no cesaron.

La música continua y cada pieza de su nuevo álbum se sentía como un regalo y su letra como un episodio muy personal de nuestras vidas en el que la lamentación se convierte en la barcaza que acompaña a nuestras almas a cruzar el río del dolor que significa amar y a encontrar lo divinamente humano en las pasiones que nos desbordan en sensaciones contradictorias de placer y dolor.

Su espectáculo se convirtió en una pieza sonora que dejó huella en las expresiones de sus espectadores, el llanto y la alegría envolvieron el Teatro de la Ciudad en espera de un nuevo capítulo en la historia de amor de Mitski y su público mexicano. Como toda su música, el cierre se convirtió en una dolorosa despedida entre amantes pues mientras ella profesaba su amor se escuchaban los gritos de angustia y pedían silencio para no perderse ni una sola palabra de su partida hasta tener la oportunidad de una nueva ruptura.