El fin de año es una época que usualmente está cargada de nostalgia e introspección, recuerda a la gente lo que realizó o dejó de hacer, ya sea para bien o no, pero evoca expectativas de mejora para el año venidero. En esta ocasión sobresale un aspecto en particular, y es que ha estado colocándose en la memoria colectiva una notoria carga negativa; cuántas veces hemos escuchado a nuestro alrededor la opinión que se tiene del casi finalizado año 2020.
Resulta entendible de dónde proviene la opinión no favorable, es más que conocida la razón que causó el confinamiento y cómo este repercutió en el mundo que se conocía, influyendo en las rutinas, provocando la cancelación de planes, la empleabilidad y su contraparte se vieron trastocados directamente, cambiaron protocolos y surgieron nuevas formas de convivencia, sin mencionar otros sucesos a nivel mundial.
Es por ello que en un momento como el que se vive, lo que resulta más útil es observar y aprender de la situación. Estamos viviendo un evento que formará parte de los libros de historia y nos dotará de anécdotas para las nuevas generaciones. Enfrentamos nuevos retos en la cotidianidad y durante todo el año se ha demostrado que el ingenio y creatividad de las personas no conoce límites; desde el pequeño comercio, los restaurantes o las tiendas departamentales, todos han modificado su manera de seguir en el mercado.
El sentido de solidaridad de la gente no se hizo esperar y en redes sociales se pudieron observar distintas formas de apoyo a quienes no la estaban pasando tan bien durante la contingencia. Pudimos también parar y mirar detenidamente a nuestro alrededor como tal vez nunca se había hecho; con profundidad, teniendo más claro que nunca lo que es prioridad y lo que no.
El confinamiento fue el punto de partida para poner atención a aspectos que, aunque ya se
sabían de gran importancia a nivel mundial, nunca se evaluaron a este nivel, como la huella humana en el mundo. Notamos cómo los animales tomaban los caminos que anteriormente solo eran transitados por autos y lo hacían con tal naturalidad que sorprendía; fuimos testigos de que con solo unos días de ausencia de turistas, las playas volvían a ser de color turquesa. Además, resaltó la relevancia que tiene el mundo digital y las nuevas tecnologías en la sociedad contemporánea, permitiendo realizar actividades importantes en tiempo real y a diario.
Es entendible la tendencia de añorar la forma en que se hacían las cosas, pero lo que ha permitido a las personas seguir su curso, ha sido ver más allá de los límites de la situación para crear soluciones. Resulta sencillo encontrar a nuestro alrededor personas que inspiran y denotan creatividad, puede ser incluso alguien tan cercana como nuestra madre.
Nos encontramos ante una época con vientos de cambio y hemos estado adaptándonos o ideando cómo hacerlo, incluso algunos sectores mantienen alta expectativa para su retorno; los festivales de música son un ejemplo.
Es un momento decisivo para renovar la dirección que estábamos tomando como sociedad, y por eso el hecho de que el mundo esté cambiando no debería tomarse como algo negativo; simplemente será diferente y probablemente se modificará a manera que nos veamos beneficiados. Sin pretender romantizar esta nueva etapa, pero es una oportunidad para hacer las cosas de manera distinta.
De este modo, quisiera invitar a cerrar el año con una expectativa positiva, con la emoción que conllevan los comienzos. Mantengámonos cerca de los que consideramos importantes en nuestra vida, forjémonos metas y trabajemos por ello -recordando que en estos tiempos no hay logro pequeño-, vivamos un día a la vez y tratemos de que sea provechoso, aunque no pasa nada si un día nos consumió más de lo que hubiéramos querido. Disfrutemos la cosas simples, porque si algo nos deja de lección este año, es aprender a detenerse y contemplar lo sencillo de la vida. Pero, sobre todo, recordemos que los tiempos de crisis llegan cuando algo se quebranta porque ya no funciona, ofreciéndonos oportunidades, innovación y crecimiento tanto individual como social, así, este aprendizaje nos acompañará para siempre, siendo una de las mejores ganancias que podríamos obtener.
Despidamos el año que se va como a un maestro estricto pero aleccionador en muchos aspectos, recibamos el nuevo año con intención de renovación y cambio. ¡Excelente inicio de año!
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