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Feliz Año Nuevo…¿verdad?

Lokdunk

Esta portada es una sátira y una reflexión sobre el desequilibrio entre el trabajo y la vida en los sistemas modernos. Publicada en enero, desafía el optimismo tradicional que otras revistas adoptan al inicio del año. En lugar de celebrar nuevos comienzos y resoluciones, critica cómo las corporaciones explotan estos momentos con gestos vacíos que enmascaran sus prácticas explotadoras.


El tema critica a las marcas y empresas que comparten mensajes alegres y optimistas durante este tiempo, como: “¡Feliz Año Nuevo! Aquí en ‘Enterprise X’ queremos que disfrutes de esta hermosa festividad. Por favor, considera llegar cinco minutos tarde y salir dos minutos temprano hoy. ¡Ah, sí! ¡Somos una familia, y te agradecemos que vengas a trabajar esta noche!” Este sentimiento captura la desconexión entre el mensaje corporativo y la realidad de los empleados sobrecargados de trabajo, destacando cómo se trivializan los hitos personales en favor de la productividad. Inspirada en Severance, la portada explora cómo el sistema idealiza el trabajo, incluso durante momentos que deberían ser de celebración.


El simbolismo central de la portada es la letra M, representando a la revista misma y haciéndola responsable de reflexionar sobre los problemas que critica. La ilustración utiliza deliberadamente el estilo Corporate Memphis, un enfoque de diseño ampliamente criticado por su retrato hipócrita de la cultura laboral como una utopía feliz. Este estilo, utilizado frecuentemente por las empresas para enmascarar condiciones de trabajo duras, se subvierte aquí para exponer la absurdidad de esa positividad. En lugar de su tono habitual vibrante y alegre, la portada lo reemplaza con una paleta apagada y verdosa que refleja el frío desapego de los ambientes corporativos.


En el centro, hay un empleado confundido y sombrío sentado detrás de un escritorio, perdido en un entorno de oficina sin vida. Su actitud y postura triste contrastan marcadamente con la alegría forzada de sus recuerdos de Año Nuevo, simbolizando la absurdidad de celebrar en tales condiciones. Un regalo sin abrir sobre su escritorio, pequeño en tamaño y significado simbólico, representa cómo se le da tan poco valor a los momentos personales. La vestimenta formal del empleado, con su gafete de identificación, refuerza la dominancia del trabajo sobre la individualidad.


La composición está intencionadamente apretada e incómoda, diseñada para evocar la claustrofobia y la experiencia sofocante que muchos empleados enfrentan en la vida real. La portada misma rompe con su propia lógica en ciertas partes, con un equilibrio compositivo roto, lo que complementa la sensación de incomodidad. El espacio se siente desequilibrado, aumentando la tensión visual y emocional.


La escena está ambientada en una absoluta falta de luz, con la única fuente de iluminación proveniente de la computadora del trabajo. Esto simboliza que lo único que parece iluminar la vida del empleado es su trabajo, mientras todo lo demás permanece oscuro. Además, refleja la tristeza de ser dejado solo en la oficina con las luces apagadas, lo que acentúa la soledad y el aislamiento del empleado.


Al emparejar esta imagen sombría con el uso irónico del estilo Corporate Memphis, la ilustración obliga al espectador a confrontar la naturaleza opresiva del exceso de trabajo y los mensajes vacíos que las corporaciones utilizan para endulzarlo.


La portada critica cómo la cultura corporativa moderna le quita la alegría a los hitos personales, reduciendo celebraciones como el Año Nuevo a meros gestos. Invita al público a reflexionar sobre su propia relación con el trabajo en sistemas que priorizan la productividad sobre la humanidad, convirtiéndola en una sátira y un comentario profundo sobre la cultura laboral contemporánea.

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