En las novelas y cuentos fantásticos podemos ver guerraslideradas por héroes,actos desinteresados por un bien mayor. Una causa justa por la que luchar hasta las últimasconsecuencias. Monarcas bondadosos y villanos que merecen su destino. Páginas llenas de sucesos increíbles de los cuales deseamos formar parte. Y creo no solo hablar por mí cuando digo que todos queremos o alguna vez quisimos ser el valienteprotagonista en el combate. Sin embargo, la realidad alberga más matices de los cuales muchas veces nos olvidamos o no queremos recordar. En el mundo de la literatura cuando deseas crear un personaje, generalmente tienes dos opciones para la ética de tu personaje: deontología o consecuencialismo. Básicamente la deontología es dar el peso moral a las acciones sin importar que los resultados sean “buenos”. Por el contrario, el consecuencialismo da valor moral a las consecuencias sin importar las acciones que llevaron a ella. Cuando hay guerrasnormalmente las personas se dividen en estos dos tipos antes mencionados; mi postura personal varía, pero en la mayoría de los casos me inclino a la deontología. Ya que los actos atroces que se dan lugar en la mayoría de los conflictos me parecen injustificables, y considero que el peso de todo ese sufrimiento recae en los altos mandos, los que toman decisiones importantes en los conflictos; viendo como “peones” a los que están en el campo de batalla; todo para proteger al “rey” que bien puede ser una persona, un objetivo material, territorio, poder o simplemente la victoria. Uno de los problemas con todo esto, es que romantizaron la guerra prácticamente desde el inicio de la historia. Todo tipo de propaganda nacionalista pretende ser aprendida desde que ponemos un pie en el sistema educativo. Estar obligados a rellenar y memorizar libros de historia llenos de sucesos de los cuales hay que siempre dudar de su completa veracidad. Al final terminamos llenos de datos medio estudiados, y un sentimiento patriótico incrustado en el corazón, “nosotros somos y siempre fuimos los héroes, los protagonistas de la historia en la que los victimarios siempre se quedarán con el papel del antagonista” bla bla bla. El sistema no quiere que nos cuestionemos los contenidos.
No pretendo decir que siempre la persuasión sea mala, pero en la mayoría de los casos quieren que el sistemadecida cuándo tenemosque pensar con deontología o consecuencialismo según su beneficio. Si le preguntas a los niños en qué se quieren convertir cuando sean adultos, una gran parte te contestarán profesiones relacionadas con la seguridad pública; ya sean soldados, policías,bomberos, o inclusosu equivalente fantástico como lo serían los superhéroes, guerreros, piratas, entre otros. Esto nos da una idea más clara de cómo tenemos una visión de los conflictos (generalmente bélicos) demasiado enaltecidos desde temprana edad. No voy a darle la culpa a los medios de entretenimiento como lo son los videojuegos, películas, libros etcétera; ya que es una falacia evidente. Sí se pueden utilizar como propaganda, pero muchas veces es una persuasión indirecta. Sea cual sea el caso, es algo que debería de parar al momento de entrar a la escuela, sin embargo, sólo refuerza esa falsa idea como ya mencioné anteriormente. Todo esto junto nos lleva a justificar delitos con la fachada de “actos heroicos dignos de ser contados”. En el momento en que la verdadera guerra llega a la vida de alguien; la que está hecha de sufrimiento, muerte y objetivos subjetivos; caen en cuenta de que si estás en la posición del “peón”, el instinto de sobrevivir es lo único que te queda. Hay una frase que dijo el cineasta Sam Mendes que lo describe:"Mi abuelo no me contabahistorias de valentíay de heroísmo, sino de suerte, miedo y dignidad. De jóvenes que hacían lo que podían por sobrevivir más que por ganar ninguna guerra"1. (El diario) “La Primera Guerra Mundial fue particularmente destructiva de las estructuras previas que daban significado a la vida de muchos de los combatientes. Los entusiasmos iniciales hacia la patria, el rey o el emperador, la creencia en la justicia de la propia causa o la fantasía romántica de una gran aventura, alentadapor la masiva propaganda gubernamental, se estrellaron contra la cruda realidad de una matanza interminable, despiadada y carente de sentido”2. (Scielo)
Viéndolo por el lado del consecuencialismo, es innegable que la guerra ha generadoconsecuencias favorables: nuevas civilizaciones, culturas,“paz”. Pero esto solo sucede después de años cuando la guerra llega a su fin. La mayoríade los efectos durante el transcurso y al final a corto plazo, son increíblemente horrendos, no solo para los combatientes, también para la sociedad en general.
No es necesario ir tan lejos como para probar que las guerras no son como creemos. En México estamos en una perpetua guerra contra el narco. Una lucha en la que la gente no quiere meterse. La falta de esperanza y el terror instaurado no nos permite ver más allá del desaliento. Lo tenemos tan normalizado que cuesta pensar que se trata de una lucha. Pero lo es.
Una clara diferencia de esta guerra con las que tenemos tan ensalzadas, es que el gobierno está involucrado con el que se supone es el enemigo, lo que hace que se convierta en una guerra donde los que deben ser defendidos están siendo traicionados por los mismos hombres que eligieron. Pero lo cuentan como quieren en los salones de clase. No se trata de héroes revolucionarios de hace un siglo, se trata de nuestra parte de la historia.
Debemos de decir la verdad sobre la historia, dejar mal a los que estuvieron mal, enseñar la crudeza de la guerra; liderar países con la verdad y dejar de permitir más sufrimiento humano a costa de intereses para unos cuantos. Al final nadie es el héroe, pero te conviertes en el villano cuando apruebas actos dignos de uno. Así se previene y combate una guerra.
Referencias
1. Miró, Francesc. Sam Mendes cineasta: "Sentir nostalgia por lo grande que fue una nación puede llevar a romantizar la guerra". Eldiario.es (2020)https://www.eldiario.es/cultura/cine/sam-mendes-nostalgia-peligro-romantizar_1_1088553.html (consultado el 14/09/21)
2. Stucchi-Portocarrero S. Rev Neuropsiquiatr 77 (3), 2014. “La Primera Guerra Mundial y su impacto en la psiquiatría.” http://www.scielo.org.pe/pdf/rnp/v77n3/a02v77n3.pdf(pág 140 consultado el 14/09/21)
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