El nuevo álbum de Kings of Convenience, Peace or Love, llegó en plena pandemia para reafirmar lo que ya conocíamos de este dúo de músicos noruegos: la magia que evocan con sus canciones a través de los arpegios de guitarra, llenos de serenidad conjugada con conflicto, nostalgia y melancolía por igual, es genial. Ya el título del largo de 11 canciones, con una duración total de 37 minutos, se antoja interesante y bastante sugerente: no se contrapone la paz a la guerra o al odio, sino antes bien al amor. Una de dos: elige paz o elige amor.
El disco comienza con “Rumours”, una apacible composición con tintes de día lluvioso sin nubes que le habla comprensivamente al alma atribulada por los rumores y las opiniones que las demás personas tienen de ella: “Don’t let them tell you who you are”.
En seguida suena “Rocky Trail”, la primera canción que lanzaron como single antes de publicar el álbum completo. Este es el sonido de Kings of Convenience, no hay más: la combinación de dos violines, dos guitarras, una percusión hecha con suspiros mezclados con suaves golpes de guitarra y dos voces (una aguda y otra grave) acompañándose la una a la otra. Con un fraseo poco convencional, que llega a parecer prosa cantada, y distintos arreglos que le dan al track aires de pompa de jabón, la canción retoma el conflicto entre dos personas (amantes ahora separados, inferimos por la letra) y se pregunta, con ritmo placentero y sin una sola pizca de rencor, el qué sucedió y el qué hubiera sucedido.
Dos canciones continúan el desenvolvimiento del disco: “Comb My Hair” y “Angel”. La primera es la carta de despedida que nunca le escribimos a ese amor especial con quien las cosas ya no funcionaban: me voy, pero en el fondo quiero que vengas conmigo. La segunda, la declaración de un silencioso deseo que, aunque intenso, no se deja ir completamente.
En quinto lugar emerge la canción que, me parece, es la quintaesencia del álbum, esa en la que se conjugan el título y los sentimientos que éste sugiere: “Love Is A Lonely Thing”, en la que además figura Feist, artista que ha acompañado al dúo de guitarristas en ocasiones anteriores. La melodía: lenta, triste, efectivamente solitaria (uno se imagina a un Nick Cave caminando solo por la calle, taciturno); la letra: un poema de consejos para enamorar y amar, entre los que encontramos el compartir parte de nuestro mundo sin dejarnos ir de un tajo, la paciencia para no sucumbir al deseo y la metáfora de una semilla que hemos de plantar, cuidar y dejar que germine y crezca a su respectivo tiempo. Finalmente, la canción ofrece una reflexión profunda: “No love can be taken / That love is not true // Love is pain and suffering / Love can be a lonely thing / Once you’ve known that magic / Who can live without it”.
“Fever” funciona como interludio, pues transforma el ritmo lento y meditativo en una agradable balada sobre las variaciones de temperatura que sufrimos porque alguien a quien queremos se ha ido. En seguida, “Killers” expresa de manera tácita la parte sobreentendida en el título del álbum: muchas veces se elige la paz, o se elige el amor. Y luego “Ask For Help”, un bello track de ánimo, atravesado por una sincronización armónica de las voces de ambos músicos.
La última parte del álbum, hemos de decirlo, pierde un poco el ímpetu de algunas canciones anteriores, pero no por ello se antoja aburrido. Aquí destaca “Catholic Country”, pieza que, con un ritmo vivo a la vez que relajado, entona agradables notas sobre un deseo que crece sin importar el pasado, y en la que vuelve a aparecer Feist. La pieza que le sigue es “Song about it”, una amistosa invitación a vivir la vida más allá del bien y del mal. Y finalmente “Washing Machine” que parece una confesión, algo resentida, del clásico dicho: «mejor solo que mal acompañado».
Con Peace or Love, Kings of Convenience, en plena cuarentena por covid-19, vuelve del silencio con un sonido que refleja la madurez que han adquirido con los años y la consolidación de su identidad musical, a la vez que nos invita a sonreír en medio del caos que vivimos e intentar no dejar de buscar el amor, aun si en ello nos va el renunciar en algún sentido a la paz. Un álbum que, si bien no logra llegar a ser su mejor producción, en realidad no deja mucho que desear con sus reflexiones acústicas sobre el corazón.
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