Apareces
como un inocente minino
ronroneando en mi oído,
erizas cada pelo
y te vuelves depredador
cuando admiras mis manchas
y lames una a una, uniéndolas,
vez crecer mi pecho,
con ese constante palpitar
con el hambre de ti en los labios,
tus colmillos me muerden,
aparece una fuga de luces negras,
rozas una pierna y brota sangre
que alienta a tu apetito voraz
y me tejes la piel de jaguar
con tus caricias
borrando cualquier gota de sangre
y mis piernas tiemblan
y me haces rugir.
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