En esta época azul
promonizada en las iluminaciones
nueva y eterna
cae en sus mieles
bocanada tibia
endeble
entre la costa hundida
la línea invisible
la costa humeante
por la cuenca
entre la tierra pelada
las rocas que quiebran
varando de calor a este pozo
el abismo azul
el lento
estupefacto movedizo
agua sin las piedras
en un “escondíase como las ahogaba”
deja salir último
sus pieles profundas
que se remiten a consolidar, perpetuos
los años perdonados
de sus ojos olvidados
Con la mirada presta
a quebrar tan aquellas rocas
en su pálido desgaste
en el rostro
con la honda marea
callando
a la violenta coyuntura
sintónica
impersonal coyuntura
a la marea santa
mano de lo inalcanzable
de tu profano pensamiento
de tu visitación
al más húmedo
sueño de los justos:
Matas siseantes
mueven
la noche como espejos
como espejos acomodan
la cuenca humeante
la cadera de la cuenca
enroscando transparente
la culebra con la cuenca
que desaparece
en las estrías
del mar de lejos
Reventado
en la época:
la torcedura del plumaje azul
cuenca abierta a la tierra
escama pasajera
vértebra de vértebra
mar en cuerpo
carne de agua
cuesta lejana como humo
fugitiva
siseante espejo
páramo de espejos
de la vena eterna
la columna humeante
En un arrastre arado
que agrede en silencio
la arena de piedra
La cuenca
Unida a las piedras
en tierra de lo endeble
se crece sola y se cierra
enroscada
y crecen casas
donde los cerros
a la costa de una puerta y un portón
como piedras mojadas
en los sellos del mar
esencia de lejos
de esta tierra
Ahogo del ánimo
inescapable sentido
dado en el hito
del esperado deseo
es el lugar único
lúcido intenso
que sordamente termina
donde el mundo
da indicios del comienzo
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